Ya son tres años desde que terminamos Casa Santos en Todos Santos, Baja California Sur, México.
Existe una especie de sentimiento de claridad y perspectiva después de una meditación… ¿Qué pasa con tanta energía puesta en un proyecto?… Pienso que se debe hacer una deconstrucción para analizar los elementos que hicieron posible una obra así de exitosa y al mismo tiempo darle valor a todo. ¿Qué fue lo que hicimos bien todos los implicados en este proyecto que en conjunto logramos una obra sin lugar a duda trascendente en nuestra carrera?
En enero de 1996, el primer ejercicio de proyecto del primer día de la carrera de Arquitectura en la Universidad Iberoamericana fue imaginar y dibujar (en equipo) una ciudad de Las Ciudades Invisibles de Italo Calvino. Fue en ese ejercicio que conocí a dos de mis mejores amigos de la carrera, quienes se convertirían en personajes de grandes momentos dentro y fuera de la escuela, compañeros de risas interminables y momentos entrañables. Una de estas personas es María.
Más o menos 25 años después, un buen día tuve la intuición de buscar a María y checar en qué andaba, estábamos a media pandemia y yo estaba terminando de construir una casa, de alguna manera sentí que necesitaba ampliar mi campo de acción, colaborar en algo con alguien… Sincrónicamente ella también necesitaba ayuda con un cliente que a su vez le había pedido ayuda y en donde sentía que yo podía aportar mucho al proyecto.
Como muchas cosas que valen la pena en la vida… estaba difícil, el cliente ya había realizado un proyecto con otra oficina de arquitectos en Estados Unidos, mismo que no cumplía con una serie de cosas, entre las cuales estaba el presupuesto de obra.
Nosotros inicialmente teníamos que adaptar el proyecto existente y tratar de hacer que funcionara dentro del presupuesto de construcción. Al poco tiempo que empezamos con este ejercicio nos dimos cuenta que no era posible hacer eso, realmente no se puede arreglar algo que empieza mal y no es culpa de alguien en particular sino de una serie de sobreentendidos que se convierten en malentendidos, pero nosotros teníamos la difícil misión de resolverle al cliente y lograr hacer su proyecto, era un tanto complicado, teníamos que ser asertivos y comunicar la conclusión que para poder realizar la obra verdaderamente se tenía que hacer un proyecto nuevo. El cliente accedió.
Tuvimos la visión de un proyecto de volúmenes independientes pero conectados por pasajes y patios. Los primeros croquis enseñan ésta abstracción de geometrías características en la tipología típica de barrios tradicionales mexicanos.
Cada uno de estos volúmenes sería un tipo de habitación o villa con su propio programa y las cosas que pasarían entre estos módulos serían los pretextos para los recovecos, los encuentros y las fugas visuales a paisajes interminables del desierto y del mar. Probablemente con esta narrativa le dimos un empujón (nudge) al cliente para pensar diferente.
Para un gran proyecto se necesita un gran cliente, es una suerte que este cliente haya tenido un bagaje cultural muy amplio y una visión estética muy depurada, pero además la osadía de confiar y arriesgar en algo no convencional. Al poco tiempo estábamos María y yo parados en el terreno tratando de sentir el proyecto, imaginando estos volúmenes sueltos y escogiendo las vistas, hubo un momento en donde casi simultáneamente nos llegó esta idea de tener cuerpos monolíticos pero suaves al mismo tiempo, con textura y carácter para provocar el juego de sombras. Hubo una conexión de ideas de todo lo que hemos visto y también imaginado, probablemente junto con y desde aquellas Ciudades Invisibles.
La estructura es la arquitectura… me gusta pensar siempre. Una de las claves del éxito en la génesis del proyecto fue sin lugar a duda la implementación del software de 3D, procesos y costos (Revit-BIM) que permite modelar el proyecto como si lo estuvieras construyendo. Ésta es la gran aportación de Giovanni, nuestro socio constructor. Junto con él nos embarcamos en una serie de decisiones que muchas veces a partir de la ingenuidad fuimos convirtiendo en acciones que pasaron de lo poco probable a lo posible, como por ejemplo diseñar en 3D nuestra propia cimbra metálica, hacer las maquetas a escala real en talleres de herrería para luego retroalimentar el modelo en computadora, pulir el diseño y planear la estrategia constructiva, misma que y nuevamente de manera osada, implementaríamos para que todo se llevara y fletara desde el centro de la República a la prácticamente zona aislada de Baja California Sur.
El estilo de la arquitectura en el desierto normalmente es tradicional porque muchas veces empieza así, por la búsqueda de un estilo. Por lo contrario nuestro proyecto se genera a partir de limitaciones, de retos de diseño y económicos, geográficos, de logística e infraestructura, de programa y necesidades del cliente… entonces lo que se vuelve ilimitado es la oportunidad de pensar en estrategias. De ahí que sea auténtico.
Desde el inicio se pensó en un personaje principal a base de repeticiones, este objeto estructural monolítico que al mismo tiempo sería el acabado exterior y el interior, pero en donde el color final dependió del tipo de tierra en la zona y de la oxidación inesperada del acero; o por ejemplo la decisión formal de los elementos de programa como la alberca, que proviene de una idea que surgió durante una conversación de cine con el cliente; es decir, el origen del resultado final de una obra no sólo depende de un proceso pragmático de diseño sino también de aprovechar lo inesperado.
La mayor parte del proyecto se ejecutó impecablemente gracias al proceso de diseño y construcción virtual a real, los propios módulos iban funcionando como vivienda para los trabajadores y se iba generando una estrategia en donde la infraestructura de la obra se iba moviendo de módulo a módulo. Otro factor decisivo fue la aportación de quién lo va a habitar, hacer suyo el espacio con la experiencia y visión del lugar, la curaduría desde la selección de especies endémicas hasta el tipo de camastros en la alberca, todo cierra un círculo virtuoso. Es importante tener la flexibilidad para aceptar y canalizar las situaciones fortuitas que la propia construcción te va enseñando, aportando elementos difíciles de predecir en el proceso de diseño, como por ejemplo la idea que la cimbra metálica utilizada para el concreto de los módulos se reciclaría en las bardas, puertas de intercomunicación y acceso de todo el proyecto.
Como en muchos proyectos tuvimos contratiempos, situaciones internas y externas que nos influyeron hacia diferentes lados y con diferente fuerza, todos tuvimos que dar un extra para lograrlo, pero es el caso de como en diferentes momentos de la vida se conjuntan personas y energías hacia un mismo objetivo… y brillan, afectando a cada una de las partes de manera trascendente.
H.
Aquí la secuencia de palabras clave en esta deconstrucción:
intuición - buscar colaborar - sincronicidad - hacer lo difícil - asertividad - visión - nudge - suerte - arriesgar - lo no convencional - conexión - ingenuidad - acción - retroalimentar el proceso - lo osado - crear la oportunidad - lo inesperado - estrategia - flexibilidad - un extra.
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